De una feminista, para los hombres que piensan que no pasa nada.

Katya Villalpando
8 min readSep 10, 2018

Tomé fragmentos de tuits escritos por hombres y escribí esto.

«Ella tiene la culpa por viajar sola.»

Recién se dio a conocer el feminicidio de María Matus, una cantante mexicana de escasos 25 años, mejor conocida como Marmaid. Ella decidió viajar para conocer el mundo, para estar en armonía con la naturaleza. Viajó a Costa Rica y unos días después de su llegada, su cuerpo fue encontrado en la playa. Abusaron de su cuerpo, de su independencia.

Los comentarios que inundaron las redes sociales sobre el tema definitivamente no fueron la reacción cálida que yo esperaba.

Principalmente, hubo hombres diciendo que ella fue la que «se colocó la soga al cuello».

En la medida en que crezco, soy más consciente de una situación muy evidente; a pesar de todas las mujeres que tomamos el estandarte para la lucha a favor de nuestros derechos, el machismo sigue evolucionando. Éste sigue haciendo eco en aquellos hombres que creen que nuestra batalla es un juego. Y otros… Otros viven cegados, inconscientes de cada uno de sus argumentos elaborados con juicios que son resultado del patriarcado heredado.

Esto es de una feminista, para los hombres que piensan que no pasa nada. Para todos aquellos que siguen minimizando una realidad gigante, consciente o inconscientemente.

«Ustedes mismas son las que se hacen menos ante la sociedad; hombres y mujeres somos iguales.»

Quizá una de las frases más dolorosas… Pero la respuesta es simple, a los mexicanos nos falta contexto sobre el feminismo. Porque si una persona dice con tanta seguridad que hombres y mujeres somos iguales, es porque no ha estado en contacto con este tipo de situaciones.

En cierto modo, es entendible. En las escuelas mexicanas nos educan con este pensar, con esta falta de información. Si de casualidad sale al tema en alguna clase escolar, logramos embarrarnos un poco con la historia de Sor Juana Inés de la Cruz disfrazada de hombre para tener acceso a la educación. Sin embargo, nos genera mayor ruido el que se haya atrevido a disfrazar de hombre, en vez de la cruda realidad: una mujer no era acreedora a la educación.

En casa, nuestra crianza está atiborrada de costumbres donde el padre es el proveedor que se sienta con su hijo primogénito en la mesa esperando a que la madre e hija sirvan la comida. En este mismo contexto, un televisor en la sala de estar proyecta noticias de mujeres desaparecidas que ya nos suenan a disco rayado porque sucede a diario y en todos lados. Ya no nos sorprende porque debido a su continuidad, nos parece «normal». Sólo nos queda «tener más cuidado».

En concreto, aún no le brindamos un espacio a la educación por y para el feminismo, sigue sin tener importancia.

Es así como surgen este tipo de comentarios, donde un hombre dice que nosotras somos las que nos sometemos. Las que provocamos este pensar.

Para mí, es un hombre que no es capaz de ver un poco más allá de esta realidad normalizada, y es necesario que se procese mejor esta información. Es necesario que todos nos detengamos un momento a pensar el porqué del feminismo.

«El feminismo está de moda.»

El feminismo empezó hace tanto… Pero es «normal» asumir que es algo del momento porque en aquel entonces, todos estaban flasheados por los más grandes héroes masculinos, idolatrando a las figuras que dictarían una nueva era.

Pero mientras el mundo giraba, mujeres gritaban y peleaban por las injusticias de género, primero exigiendo tener acceso a la educación, al voto, a la capacitación profesional. Situaciones que en nuestro día a día ya son normales, pero en su momento eran motivo de cárcel.

Poco a poco, las mujeres exigieron sus derechos como humanas… Deporte, arte, oportunidades laborales. Mexicanas como Carmen Mondragón, por ejemplo, mejor conocida como Nahui Ollin, hablaban de la libertad corporal de las mujeres. En Europa Meret Oppenheim exponía sus fotografías surrealistas sobre el estereotipo de mujer al que todas estaban obligadas a pertenecer.

Incluso en la música el auge de los girl groups en los años 60 nos habló de cuál fue el rol de la mujer durante esa década. Por ejemplo, la vocalista del grupo The Shirelles con su canción Will You Still Love Me Tomorrow… pregunta, «¿seguirás amándome mañana?» decidiendo abandonar su virginidad.

En el año 1962 cuando The Crystals martirizó a todos con la canción He Hit Me And It Felt Like a Kiss, una canción repleta de oscuridad. Aunque muchos la descartan de ser una canción que glorifica un abuso, esta melodía fue relevante en su época por ser una evidencia de la realidad de la mujer. Incluso tiempo después, tocó el corazón de la cantante Amy Winehouse. Ella mencionó, «sé lo que quieres decir, sé exactamente lo que quieres decir». ¿Es normal sentirte de este modo?

Estas canciones sonaban en algún tugurio mientras los mayores de tu familia escuchaban Love Me Do de The Beatles, y nadie lo niega, sonidos únicos y un coro optimista que hace menear la cabeza de cualquiera. Pero no hay que olvidar: entretanto, mujeres seguían siendo víctimas de la injusticia. Mujeres con la cabeza en alto, pero con una voz poco escuchada.

Madonna en los años 80 es coronada como una «fácil» por su manera de vestir y su música, cuando a la par de su fama rostros como David Bowie se pavoneaban llenos de maquillaje y vestidos, y todos condecoraban sus logros por ser diferente. Aunque Madonna es un ícono vigente del feminismo en la música, una de las representantes de la libertad sexual y heroína para muchas, no significa ni por un segundo que llegó hasta donde está con un martini en la mano.

De hecho, me tomé la libertad de buscar en una de las fuentes más populares (Wikipedia) sucesos importantes de la década; me encontré con una cronología por año con los hechos destacados que sólo protagonizan hombres. Únicamente tuve que recorrer 4 años y 45 datos para darme cuenta de que en ellos solamente destacan 2 mujeres: Svetlana Savitskaja que fue la primera mujer en pasear en el espacio y Geraldine Ferraro, primera mujer en ser candidata a la Vicepresidencia de los Estados Unidos.

El hombre en el pasado y la actualidad es el que tiene el protagonismo, el rol de líder, el que es más capaz de hacer lo que sea. Al que la gente sí toma en serio. Esto no es una moda.

«No salgas así vestida a la calle.»

Y, aunque los años de lucha no han sido en vano, como cualquier movimiento, el feminismo y el cambio no es instantáneo. Como mujeres no hemos logrado aún grandes conquistas con transformaciones abismales; hemos ganado pequeñas batallas. Seguimos viviendo en una sociedad donde es más sencillo culpar a la mujer por ser mujer.

Aún no logramos salir a la calle con nuestro vestido favorito sin ser agredidas. Para muchas, ser hombre es sinónimo de «privilegiado». Privilegiados de salir sin camisa a la calle, porque lo peor que pueden decirte es que no eres precisamente la persona más esbelta… ¿O crees que querrían atacarte o tener contacto físico contigo? Las probabilidades son casi nulas.

Nosotras tenemos que cuidarnos en una fiesta y asegurarnos de encontrar una forma segura para regresar a casa, porque puede suceder que al otro día nuestros familiares amanezcan en un Ministerio Público horrorizados porque no sea nuestro cuerpo por el que les han llamado.

Hallamos paz en un hombre que se vuelve nuestro protector, una figura que nos cuida ante los otros hombres, porque somos indefensas, al parecer seguimos siendo blanco fácil para muchos. Tú no necesitas de alguien que «te cuide».

Ni hablar de nuestro cuerpo… Mostrarlo públicamente es anti ético. De nuevo, tú no tienes que censurar tus pezones en Instagram. ¿Por qué? ¿Hay algo diferente en tus pezones? ¿Los tuyos se ven mejor? ¿Son moralistas?

Elegir nuestra pareja sexual número 15 es suficiente para que nos llamen como quieran o nos acosen. Básicamente, nuestro cuerpo les pertenece a todos menos a nosotras. Tú tienes la ventaja de ser visto como Eros si te encontraras en la misma situación. Un claro ejemplo de esto fue todo el escándalo de Zague donde hasta una porra con su nombre encabezó la Copa Mundial de este año. Mientras tanto, su esposa Paola Rojas, periodista mexicana con 20 años de carrera, 6 idiomas, con una licenciatura en Ciencias de la Comunicación y una maestría en Filosofía, tuvo que dar un Comunicado de Prensa por algo que ella no hizo.

Es difícil que un hombre logre empatizar con nuestra causa, porque no lo vives a diario como una mujer.

Pero en lugar de hacer este ejercicio, el feminismo te ofende… Crees que minimizamos otras muertes, piensas que ansiamos tener un camión exclusivo para nosotras, o tener el poder. Pero no, no deseamos tener poder sobre los hombres, deseamos tener poder propio.

El feminismo busca obtener las mismas oportunidades que ustedes, queremos ser libres de ejercer nuestra vida, conjeturar miles de posibilidades para nosotras. El feminismo existe porque ya no podemos normalizar este problema. Tenemos que seguir haciendo foco en él, porque queremos salir a la calle vestidas como nos plazca.

«Ya tienen su vagón especial en el metro.»

«Soluciones» como el vagón del metro rosa, definitivamente no deberían llamarse soluciones. Cumple su función, evitar que los hombres abusen de las mujeres en el transporte público. Pero no trasciende. El punto no es tenernos en jaulas separadas, el objetivo es convivir en una misma sociedad con respeto. Donde la sensación de la atmósfera no sea infecciosa.

Lo más irónico es que no podemos hacerlo solas. No podemos continuar haciendo círculos de mujeres donde sólo jugamos nosotras. Diciéndonos una a la otra que no tengamos miedo, que entre nosotras nos protegemos. Nuestra barrera es que no podemos actuar por los hombres, ni pensar por los hombres.

Podemos expresarnos, pero ustedes no dejarán de actuar como lo hacen. Deben darse cuenta de lo que sucede y ser partícipes.

Porque tu silencio ante situaciones machistas, alimenta esta violencia.

Tu indiferencia al ver un tuit feminista, alimenta esta violencia.

Decirnos exageradas o denominarnos «feminazis», alimenta esta violencia.

Defender sólo a tu novia por ser tu novia, alimenta esta violencia.

Tu amigo que jalonea a una mujer en el antro porque estaba perdidamente alcoholizado, alimenta esta violencia.

Que tu mamá sea la única encargada de las labores domésticas, alimenta esta violencia.

Que no dejes salir a tu hija como a tu hijo, alimenta esta violencia.

Que alguien maneje un auto mal y decir «seguro es vieja», alimenta esta violencia.

Los standuperos que hacen chistes machistas validan toda una mentalidad y toda una serie de pensamientos que nos perjudican, porque burlarse de las mujeres no es comedia, es falta de creatividad. Nuevamente, alimenta esta violencia.

Decir que Maria Matus y Mara Castilla son culpables por sus muertes, alimenta esta violencia.

Decir que no pasa nada, alimenta esta violencia.

El ejercicio aquí es preguntarte… ¿Con qué frecuencia un hombre examina sus interacciones cotidianas con una mujer? ¿Con qué frecuencia un hombre cuestiona a otro hombre por faltarle al respeto a una mujer?

Cualquier hombre puede ser un aliado, una persona que respeta y ser consciente de que, además, esta desigualdad le afecta a él… ¿O acaso no escuchamos diario comentarios que dicen que las mujeres también pueden pagar la cuenta? Sí, exacto. También podemos, pero tenemos que darle la vuelta a toda una mentalidad heredada que continúa pasando de generación en generación.

Usar tu voz, tu consciencia para intervenir, argumentar y educar a otros ataca esta violencia.

Hombre, elige formar parte de un movimiento que nos trae frutos a ambos. Déjanos darte el asiento a ti, regalarte flores. Elige no estar obligado a ser el sustento de tu familia, escoge tener más tiempo con tus hijos. Contribuye a que la sociedad y los medios cambien la representación del hombre. Habla de moda, de estilismo, del tema que quieras. Deconstruye los roles. Habla de tus sentimientos sin miedo. Haz un camino más sencillo para todos. Elige educar a los que te rodean. Diles que en el feminismo cabemos todos. Si buscas que la sociedad progese, debes saber que el lugar de la mujer en ella, marca todo un nivel de civilización.

Kat.

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